martes, 7 de febrero de 2012

Sepa como no jugar contra un rival inferior

El pasado domingo quienes esperábamos ver de parte de River una actuación medianamente convincente, tal como ameritaban las circunstancias, terminamos siendo testigos de un horrendo partido de ¿fútbol? del cual se pueden sacar numerosas conclusiones, negativas todas ellas.

Desde el comienzo se planteó un partido sin equivalencias en cuanto al talento y la capacidad de los futbolistas de ambas escuadras, no muy distinto a buena parte de los partidos que el conjunto de Almeyda ha disputado en esta primera ronda. Aquí el principal problema: salvo contadas excepciones (Gimnasia de Jujuy, Atlanta, Brown de Madryn), River no ha sido capaz de plasmar en el resultado (ya no en el juego) esas importantes diferencias. Y hago énfasis en la cuestión del resultado porque es lo irremediable, lo inapelable: generalmente, cuando un equipo se enfrenta a otro de menor jerarquía, los entusiasmos agigantados de los segundos encuentrar su final ante lo irremediable de un gol en contra. Claro, todo lo demás constante, a un equipo formado por jugadores de calidad superior siempre le va a costar menos convertir. Pues bien, River ha conseguido dar vuelta esa ecuación: es el equipo de mayor jerarquía