miércoles, 31 de julio de 2013

Idea para una película

Se me ocurrió mientras veía Invictus. Es una historia acerca de un país tercermundista al que se le encarga la organización de un mundial, en este caso de fútbol. Este país, si bien cuenta con una economía precaria basada en la exportación de materias primas, bajos índices de desarrollo social y un sombrío porvenir, es una verdadera potencia futbolística. Sin embargo, por diversos motivos, su selección nacional no ha dado la talla en las citas mundialistas previas.
Ocurre también que desde hace años esta ficticia patria se encuentra partida, dividida, incapaz de unificarse debido a fortísimas tensiones internas entre sus principales grupos sociales. Las diferencias son tan gigantescas como notoria la ausencia de una figura, un símbolo, un pasado, un futuro, que logre canalizarlas. Sufre, debido a esto y como si tal cuestión fuera poco, una dura campaña de desprestigio a nivel internacional.
Es entonces cuando el presidente, ni lerdo ni perezoso ni mal asesorado, cae en la cuenta de que el destino le ha puesto en el camino una oportunidad única: con el mero acto de lograr la consagración del selectivo local, conseguirá las nada despreciables metas de: encolumnar a la sociedad toda detrás de su equipo de fútbol, llevar la alegría a todos los recovecos populares y demostrar al mundo entero la rectitud y humanidad de los anfitriones.
Impulsado entonces por un inquebrantable espíritu de patriotismo y filantropía, el presidente decide tomar las riendas de la cuestión y hacer todo lo que sea posible para facilitar el triunfo de sus compatriotas. Si bien sus asesores más expertos le hacen notar que el equipo cuenta con escasas chances reales frente a adversarios con más recursos y mejor preparación, éste no ceja en sus esfuerzos. Convoca a una reunión al entrenador y al capitán del seleccionado y les hace saber su firme determinación.
El film narra ulteriormente en paralelo las labores de estado del mandatario (mechadas con un seguimiento minucioso de la preparación y el devenir de sus apadrinados) y detalles primero de la puesta a punto del equipo (que, como en toda superproducción fílmico-deportiva, comienzan siendo unos verdaderos chambones para convertirse gradualmente en un combinado temible) y luego del desarrollo de los partidos. Se incluyen emotivas escenas (arengas del elocuente entrenador, a quien la palabra se le da muy fácil) y otras no exentas de hilaridad. Ambas historias abandonan su paralelismo y convergen el día de la final, cuando el gobernante se apersona en el mismísimo escenario de juego y es recibido en medio de ovaciones y vítores, señal inequívoca de que las divisiones parecen ser cosa del pasado.
El final, por supuesto, es feliz.
No obstante, se dejan entrever algunas amargas secuelas que se desarrollarán en futuras producciones cinematográficas: el presidente resulta ser un genocida; el entrenador no vuelve a saborear las mieles del éxito y pasa el resto de sus días siendo un auténtico idiota; el héroe del partido final acaba siendo un comentarista de una cadena de televisión a quien nadie le entiende nada de lo que dice; y el capitán del equipo afronta problemas con la justicia por el contrabando de un yate, aunque sería recordado en la memoria popular por un hecho aún más nefasto.

viernes, 26 de julio de 2013

Apuntes

Ronaldinho, campeón de América

El astro brasilero anotó su nombre en la exigua lista de los jugadores que lograran consagrarse en los dos certámenes de clubes más importantes a nivel mundial. EFQQ saluda a uno de sus jugadores predilectos en virtud de tal logro.
Y, por cierto, tampoco puede disimular su alegría por la derrota del equipo de Niembro. Porque siempre le desearemos el mal a aquél a quien el Maligno señale como su predilecto. E irremediablemente el Infame, que lleva el Mal dentro de sí como el nubarrón acarrea la tempestad, se inclinará por el peor equipo, el que juega más feo, el que pega más patadas, el que carece de talento. Le tocó en desgracia esta vez a los paraguayos de Olimpia, equipo en el que militan jugadores que en Argentina están catalogados sin miramientos como chotos, tales como Candia, Salgueiro o Giménez (su penal malogrado, una estricta vindicación de la justicia poética). Además, un equipo cuyo centroforward pierde un gol en una final con el arco vacío, merece perder. Por mediocre. "¡Ma´que Ronaldinho!, ¡Pittoni!", había proferido el Profeta de la Iniquidad cuando 7 días antes un ignoto paraguayo marcara un golazo de tiro libre. El mismo que 7 días después le erraría a la pelota (de nuevo, en una final) y dejaría servido el primer gol al conjunto de Minas Gerais. Lamentablemente para Chiche. O lastimosamente, para decirlo en paraguayo.

Martino, entrenador del Barcelona

EFQQ no entiende un carajo.
Convengamos que, indudablemente, Martino está entre los mejores entrenadores de la Argentina: carrera marcadamente ascendente, gran campaña reciente en Ñuls, muy respetable participación en Sudáfrica 2010 con la selección paraguaya. Se advierte que es un hombre seguro (fijáos en que no parpadea durante las conferencias de prensa), parece bien preparado (el hecho de que hable de manera rebuscada lo hace acreedor de las sobadas de lomo del periodismo deportivo que compra humo, es decir de todos menos Pagani) y vende una imagen caballerosidad (siempre luego de los partidos, siendo que durante los mismos llora y patalea igual que el mejor de los Carusos Lombardis) extraña a los modales nacionales.
Ahora bien, también es indudable que ni por asomo está entre los mejores entrenadores a nivel mundial. Y lo razonable hubiese sido que uno de los mejores equipos del mundo contratara a uno de los entrenadores ídem.
Vaya uno a saber qué haya pasado por la cabeza de los directivos del club catalán. Quizás Zubizarreta quien, recordemos, era un arquero de lo más pedorro, no sea mejor como director deportivo.
En fin, más allá de que intuyamos un pronto puntapié en el culo, le deseamos lo mejor al técnico rosarino y esperamos que su equipo nos siga entregando grandes momentos, como lo viene haciendo hace años.

Oye, Boca, te vistes como niña

EFQQ sigue sin entender un carajo.
¿Cómo es posible que un club que ha hecho, como ningún otro, un culto a la garra y a la hombría admita vestirse con una camiseta rosa? Es cierto que hay clubes en otras latitudes que ya se han permitido tales deslices, pero es cierto también que ninguno acredita la popularidad del club de la ribera. Además en ningún otro país existe la homofobia que existe en el nuestro, por algo tenemos al papa.
En fin, todo esto es una degeneración que empezó con Macri. No lo voten.
Menos mal para los boquenses que el conjunto no incluye pantalones marrones, en tal caso resultaría imposible no hacer el chiste de "puto y cagón".

jueves, 25 de julio de 2013

Impresiones sobre la Copa Confederaciones


Hace tiempo que tenía ganas de sentarme a escribir un rato sobre este tema, así que por más que haya pasado de moda, voy a contar mis pareceres sobre la Copa de las Confederaciones.

jueves, 11 de julio de 2013

Distintas ópticas


La utopía se acabó. Tal cual suele suceder cuando las ilusiones carecen de sustento, el barco se hundió. Tal vez algún fanático creyó que por haber obtenido el torneo doméstico contaba con un equipo sólido y avasallante, pero nunca reparó en que para la obtención le alcanzó con apenas 38 puntos, igualando el récord del mínimo para un campeón en la historia de los torneos cortos.

miércoles, 3 de julio de 2013

Resumen del Torneo Final 2013

EFQQ se regodea al verificar que muchos de los pronósticos enunciados por sus editores se han cumplido. Se acertó en los rubros "Pelea por el título" y, más difícil aún, "Equipos intrascendentes". Se erró, aunque no por mucho, en el rubro "Descenso".

En definitiva y sin más prolegómenos, aquí un resumen del andar de cada equipo en el Torneo Final 2013. Nótese el incremento en los conocimientos del firmante, quien postula al mejor y al peor jugador de cada equipo en el torneo, lo cual implica el conocimiento de al menos dos jugadores por club, jactancia de la que no podía valerse hace unos meses. Aclárase que las muestras tomadas para tales menciones no son en absoluto significativas en la mayoría de los casos.