jueves, 6 de noviembre de 2014

Futurología I

Argentina venció a Suiza y se clasificó a los octavos de final de la Copa del Mundo

El equipo de Martino arrancó tibio pero se acomodó luego de que Messi marcara promediando el primer tiempo. Sufrió, pero estiró la ventaja cerca del final gracias a un tanto de Gustavo Bou. Ahora, el martes en Ekaterinburgo, será el turno de Nigeria para intentar ganar el grupo.

(MOSCÚ, de nuestros enviados) Luego del auspicioso debut con goleada incluida frente a los débiles coreanos, emergería en el camino del combinado nacional la más exigente Suiza. El cuadro helvético aparecía, a priori, como el rival más complicado del grupo. Como si el aún fresco subcampeonato de Europa no fuera carta de presentación suficiente, los tres goles y el convincente funcionamiento en el debut frente a los nigerianos hacían pensar que esta vez la vara estaría bien alta para el equipo del Tata.
Y es en relación con la altura del rival que debe medirse esta actuación de la selección. Porque cierto es que no brilló, que lució titubeante hasta que se encontró con el gol y que sufrió después con los embates de los europeos. Pero, en definitiva, expuso la jerarquía individual de sus jugadores y fue un justo vencedor.
Diremos que le costó asentarse sobre el terreno de juego a la Selección. Salió a jugar con una intensidad similar a la del segundo tiempo frente a Corea: como si fuera un entrenamiento. Y Suiza complicó, desde el talento de Shaqiri y fundamentalmente desde el atrevimiento del joven delantero de origen turco Karl-Saoul Menehm (de quien ayer mismo se confirmó que será jugador del Bayern Munich a partir de agosto). Antes de los 15 minutos de juego, los suizos contaron con dos buenas chances con sendos cabezazos del gigante Wünderlitz y de Pappini, muy bien contenido aquél por Chichizola y apenas alto éste. Puede marcarse esta segunda ocasión como un punto de quiebre en el rendimiento de la Argentina: sintió el golpe y, si bien no dominó a su rival, al menos se paró unos metros más adelante y exhibió un mayor compromiso con el espectáculo.
Recién a los 33 minutos llegaría a fondo la selección, cuando Mancuello aprovechara un descuido de la línea media rival para robar un balón en una salida y metiera un pase punzante para que Lionel Messi, la leyenda, volviera a marcar en esta cita mundialista con un tiro bajo y esquinado.
El gol del crack rosarino terminó de darle confianza a la albiceleste, que tuvo en esos 15 minutos finales una muestra de todo su potencial, generando varias ocasiones netas de gol. Pudo haber aumentado la ventaja con un disparo lejano del propio Messi, bien rechazado por el arquero helvético. Lo perdió Agüero, sólo frente a los tres palos. Y el travesaño se lo negó a Andrés Chavez. Pero se iría al descanso la selección ganando apenas por la mínima.
El segundo tiempo comenzó con una tónica similar: Argentina dominando y Suiza aguantando los embates. A los 10 minutos, un centro bajo de Di María tras un buen desborde cruzó toda el área rival paralelo a la línea de gol sin que nadie llegara a empujarlo. Y dos minutos más tarde, Pappini salvó en la línea lo que hubiese sido un histórico gol olímpico de Mancuello. Mención especial para el ex jugador de Independiente y actual crack del Chelsea, siempre atento, activo, generoso en el despliegue y claro en la distribución.
Sin embargo, al poco tiempo, el rendimiento (¿físico?) de la selección decayó notoriamente. Y su rival, de a poco, con menos claridad que ganas, la fue arrinconando. Fue en esos minutos de dominio suizo y de innumerables centros al área nacional que emergió como clave la figura de Ramiro Funes Mori. El mendocino se cansó de ganar, de arriba y de abajo, frente al coloso Wünderlitz y al movedizo Menehm.
Y cuando parecía que el sufrimiento se extendería hasta el final mismo del partido, un contragolpe oportuno terminó de inclinar la balanza: robó Marcos Rojo, jugó para Di María, quien encontró a Messi con un pase largo. La Pulga esperó y descargó el balón a favor de la entrada furiosa del ingresado Gustavo Bou, quien con sus conquistas en los dos primeros encuentros de este mundial pareciera estar justificando el fuerte clamor popular que casi forzó su inclusión en la lista de buena fe. Palmas para el nuevo jugador del pueblo.
Se ha dicho ya: no se brilló, pero se logró el primer objetivo, la clasificación a octavos de final. Ahora, el objetivo será ganar el grupo para evitar al cuco Alemania. Para eso, bastará con un empate en el compromiso postrero de la primera fase frente a Nigeria. Habida cuenta del flojo nivel demostrado por los africanos hasta el momento, ¿será momento de pensar en nombres de recambio, para evitar el cansancio? ¿Icardi, Wanchope Abila, o Bou desde el arranque, acaso? Lo que si es seguro es que, de clasificarse primero, el equipo de Martino se enfrentará a un combinado dirigido por otro técnico argentino, ya que el segundo lugar del grupo F se dirimirá entre la Albania de Ricardo La Volpe y la sorprendente Cataluña de Ángel Cappa, que irá por la hazaña frente a los alemanes en su primer mundial como nación independiente.