Hay
situaciones dolorosas, otras graves, otras temibles, otras sorprendentes. Los
hinchas de Boca estamos consternados, estupefactos, afligidos y pesarosos por
una situación que se suscitó el fin de semana pasado en la Provincia de Barrick
Gold San Juan. Allí se juntaban veintidós hombres a disputar un partido de fútbol,
once vestían la camiseta de Boca Juniors, otros once la verdinegra de San Martín
de Barrick Gold San Juan.
El correr
del match nos asestó un golpe tras otro, pero sólo una situación nos hizo
juntar todas las fuerzas de nuestras vísceras, dar un brinco y proferir los más
grandes insultos. Es que podremos sufrir una derrota, podremos ver destruidas
nuestras esperanzas en alguna disputa, pero lo que no podemos albergar, y lo
que profundamente nos colmó los huevos hasta dejarlos del tamaño de una sandía,
es que el muerto de Cellay patee un tiro libre. Sí, un tiro libre. El inútil
ese no logra siquiera conseguir pegarle a un rival sin que el árbitro se de
cuenta, tampoco logra acertar un pase de dos metros ni robar un balón. Antes
por lo menos lucía una longa y crispada cabellera mezclada con un poco de mugre,
que le daba cierto atisbo de guerrero vikingo o cacique pampeano que asaltaba
diligencias y violaba mujeres, pero ahora ni siquiera eso, se hizo un corte
metrosexual, usa gel y seguramente se depile hasta los huevos. A este sinvergüenza
no sólo me lo tengo que bancar con la camiseta de Boca, sino que encima…
realmente y con una mano en el corazón, ¿Pretendías meter un gol de tiro libre?
El autor consigue, a la vez, minimizar un feo traspié, minimizar al rival, lapidar a un tronco y vindicar el buen juego. Yapó.
ResponderEliminar